Como espectador me da bastante pena seguir viendo una serie una vez que su final natural ya ha ocurrido. Cuando una historia encuentra su cierre es hora despedir a sus personajes Leer
Como espectador me da bastante pena seguir viendo una serie una vez que su final natural ya ha ocurrido. Cuando una historia encuentra su cierre es hora despedir a sus personajes Leer
Como espectador me da bastante pena seguir viendo una serie una vez que su final natural ya ha ocurrido. Me explico: finales naturales son el primer late night que presenta Deborah en Hacks, el descubrimiento de la identidad del asesino de Laura Palmer en Twin Peaks, la muerte de Franco o el triunfo socialista del 82 en Cuéntame cómo pasó. Cuando una historia encuentra su cierre es hora despedir a sus personajes.. Alan Ball precipitó esa despedida de una manera magistral en A dos metros bajo tierra, así que tras el último episodio de la serie no había opción ninguna de volver a ver a los Fisher en una pantalla. A Antonio y Mercedes Alcántara sí los vimos existir en democracia, incluso en socialdemocracia, y no pasó nada. Pero en esos momentos Cuéntame cambió relevancia por longevidad. Le salió bien el negocio, eso sí. No tanto a Carrie Bradshaw, a Frasier o a Roseanne.. Dexter Morgan también se resiste a aceptar que su final ya lo vimos y fue magnífico. El final natural de Dexter llegó en su cuarta temporada. En esa entrega el forense asesino interpretado por Michael C. Hall se enfrentaba a su auténtica némesis. El supervillano Trinity (John Lithgow) funcionaba como espejo de Dexter, como cierre de su círculo sangriento y como broche de oro para lo que, en una sola temporada, los responsables de la serie habían conseguido mutar de thriller a tragedia. Pero Dexter tuvo cuatro temporadas más. Y una secuela. Y una precuela. Y ahora otra secuela: Dexter: Resurrección.. Nadie quiere matar a Dexter y mucho menos Michael C. Hall, estupendo actor que, gracias a ese personaje, pasó a la historia de la televisión. Seis veces fue nominado al Emmy por esta serie y este personaje, aunque nunca ganó (Lithgow sí lo hizo). Tan atractivo e interesante es Dexter Morgan que consiguió opacar la anterior interpretación icónica de Hall, el inolvidable David Fisher de A dos metros bajo tierra. A David sí lo vimos, ejem, irse de viaje.. A Dexter también, pero esos viajes siempre han tenido un destino donde recuperar su historia. En Dexter: Resurrección el destino es Nueva York y la historia, más barroca imposible, implica a un millonario extravagante (Peter Dinklage) que, ayudado por su extraña sicaria (Uma Thurman), colecciona asesinos. Así como lo leen. Y lean ahora los nombres de quienes interpretan a esos monstruitos: Krysten Ritter, Neil Patrick Harris, Eric Stonestreet…. La serie tarda varios episodios en abrir esa loquísima trama. Hasta entonces Harrison (Jack Alcott), el hijo de Dexter, es más protagonista que él. Vuelven también otros fijos del Dexter-mundo: el fantasma del padre muerto (James Remar) y Batista (David Zayas) excompañero de la policía de Florida. Todo es nuevo y, a la vez, nada lo es.. Hace casi 16 años que Trinity consumó su plan y destruyó la vida de Dexter. The Getaway, el episodio en el que ocurría eso, se estrenó en EEUU en diciembre de 2009. Ahí, con el comienzo de su penitencia infernal, terminó la historia de Dexter Morgan. Pero Dexter no terminó. De hecho nos daría todavía unas cuantas tramas interesantes y personajes magníficos, como Lumen (Julia Stiles), Hannah (Yvonne Strahovski) o la doctora Voguel (Charlotte Rampling).. Los guionistas de Dexter resucitaban periódicamente una serie que en algunos momentos parecía estar en cuidados paliativos. Al final acabaron incluyendo ese concepto, la resurrección, en el título de su última secuela. Dexter: Resurrección sabe exactamente qué serie es.
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