El Puente de la Constitución se inauguró en 2008 prácticamente duplicando el presupuesto y tres años más tarde de lo previsto Leer
El Puente de la Constitución se inauguró en 2008 prácticamente duplicando el presupuesto y tres años más tarde de lo previsto Leer
Se lleva hablando de ello muchos años, desde las primeras caídas de peatones sobre las losas resbaladizas, pero sobre todo desde que los paneles de cristal de las pasarelas laterales del puente empezaron a astillarse al paso de carros y carretas -la ordenanza de 2008, redactada tras la inauguración del puente la noche del 11 de septiembre, lo prohibía pero nunca se cumplió-. Y, ahora, tras mucho debatir, se pasa de las palabras a los hechos: los paneles de cristal del Puente de la Constitución de Venecia, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, serán sustituidos. ¿Con qué material? Aún no se sabe. Pero ya hay una estimación de la inversión: entre 1,5 y 2 millones de euros. Para saber qué solución es la más adecuada para mejorar el paso del cuarto pasaje del Gran Canal, el Ayuntamiento ha decidido recurrir a la empresa privada H&A associati, que ahora deberá elaborar los proyectos técnico-económicos de viabilidad y ejecutivos, analizar el status quo y evaluar cómo proceder, también en términos de mantenimiento.. «El objetivo de la intervención», reza la resolución del área de Obras Públicas, Movilidad y Transportes, «es sustituir todos los peldaños de vidrio del puente por otro material pétreo, sintético o natural que sea compatible con las elecciones arquitectónicas y de uso». Para ello, será imprescindible que el nuevo material garantice «unas adecuadas prestaciones antideslizantes». Un trabajo bastante complejo: la característica principal del paso del Gran Canal es precisamente que está hecho de acero y cristal, que es también el rasgo distintivo de las construcciones de Calatrava, desde Bilbao a Crotone, de lo que se deduce que los elementos que hay que sustituir son muchos, 284 en total. Además, «teniendo en cuenta la necesidad de retirar los peldaños de vidrio existentes y de adaptar las carcasas a los nuevos peldaños», prosigue la medida, «se aprovechará la ocasión para realizar un mantenimiento general de las partes metálicas». Y puesto que se trabajará en el pavimento, «la intervención puede brindar la oportunidad de introducir mejoras en la accesibilidad del puente, como la construcción de rampas de conexión entre los escalones».. El modelo debería ser el del cercano puente Papadopoli o, en la plaza de San Marcos, el Ponte della Paglia, donde hay mini rampas para las personas con movilidad reducida. Ahora H&A Associates (el encargo está fechado el 18 de noviembre con unos honorarios de 107.000 euros IVA incluido) dispone de noventa días desde la firma del contrato para el proyecto de viabilidad y otros sesenta para el ejecutivo. Se calcula que se gastarán 4.200 euros en cada uno en los pasos de cristal, lo que suma casi 1,2 millones. Se necesitarán otros 85.000 euros para las carcasas, casi 37.000 para el mantenimiento de la estructura metálica, más los costes de seguridad. Eso eleva el gasto estimado a 1,4 millones de euros.. La operación debería poner fin a la polémica, nunca apagada a lo largo de los años, sobre el puente más disputado de Venecia. Diseñado en 1999 por Calatrava, las obras comenzaron en 2003 y deberían haber concluido un año y medio después, con un coste de 6,7 millones. En cambio, se necesitaron seis años y 11,3 millones, más otros 1,8 millones para el teleférico (ahora suprimido) de accesibilidad para discapacitados. Desde el principio, los proyectos, los gastos y los plazos de construcción y mantenimiento fueron motivo de protesta por parte de la entonces oposición de centro-derecha (el senador del FdI Raffaele Speranzon, como concejal en minoría, dirigió la comisión de investigación del ayuntamiento sobre el puente).. Y si la polémica sobre el puente en sí se ha desvanecido con el tiempo, desde hace más de quince años no parece remitir la controversia sobre los peldaños resbaladizos, que se congelan con el frío sin posibilidad de esparcir sal, obligando a interrumpir el tráfico a lo largo de las alas laterales de la estructura. En el pasado se barajaron varias hipótesis, pero se archivaron: colocar material antideslizante en los cristales (Bilbao utiliza una especie de moqueta). También se probó una solución: tiras antideslizantes en cada escalón. El resultado no fue satisfactorio. La última idea: quitar el cristal.
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