Un descampado cochambroso de las afueras donde se reúnen los riders junto a la máquina, sucia y destartalada, que expende los paquetes que repartirán por toda la ciudad. Esa es la escenografía que usa el dramaturgo argentino Claudio Tolcachir en la obra Los de ahí, que ofrece el Teatro María Guerrero hasta el 9 de marzo, para hablarnos, “sin caer en el sermoneo moral, en cuestiones como el desarraigo, la incomunicación, la deshumanización en el mundo laboral y lo que él llama la indiferencia social”, según nos cuenta Raquel Vidales en su crítica. Pero nuestra experta cree que, al situar a los personajes en un lugar absolutamente marginal, los expulsa de la sociedad. Y eso lastra la función: “Son tan ajenos que acaban por resultar indiferentes”.
También en Madrid, en el Teatro Fernán Gómez, el grupo AlmaViva, dirigido por Cesar Barló, ha puesto sobre el escenario la obra póstuma de Luigi Pirandello Los gigantes de la montaña, que recurre como hilo argumental a unas criaturas mitológicas que nunca vemos en escena: “Ocupadas en sus negocios y en la productividad de sus subalternos, no tienen tiempo para fantasías”, nos explica Javier Vallejo en su reseña.
Y en Barcelona, en el Teatre Lliure, Marta Pazos ha estrenado El público, obra de Federico García Lorca en versión de Gabriel Calderón, con una escenografía de mucho color, uso lúdico de las proporciones y plasticidad de viñeta del cómic. Oriol Puig Taulé solo pone una pega a este montaje de una obra tan complicada: “Subrayar o reordenar textualmente algunos pasajes puede resultar contraproducente: no hace falta explicar tanto el deseo”.
Un descampado cochambroso de las afueras donde se reúnen los riders junto a la máquina, sucia y destartalada, que expende los paquetes que repartirán por toda la ciudad. Esa es la escenografía que usa el dramaturgo argentino Claudio Tolcachir en la obra Los de ahí, que ofrece el Teatro María Guerrero hasta el 9 de marzo, para hablarnos, “sin caer en el sermoneo moral, en cuestiones como el desarraigo, la incomunicación, la deshumanización en el mundo laboral y lo que él llama la indiferencia social”, según nos cuenta Raquel Vidales en su crítica. Pero nuestra experta cree que, al situar a los personajes en un lugar absolutamente marginal, los expulsa de la sociedad. Y eso lastra la función: “Son tan ajenos que acaban por resultar indiferentes”.También en Madrid, en el Teatro Fernán Gómez, el grupo AlmaViva, dirigido por Cesar Barló, ha puesto sobre el escenario la obra póstuma de Luigi Pirandello Los gigantes de la montaña, que recurre como hilo argumental a unas criaturas mitológicas que nunca vemos en escena: “Ocupadas en sus negocios y en la productividad de sus subalternos, no tienen tiempo para fantasías”, nos explica Javier Vallejo en su reseña.Y en Barcelona, en el Teatre Lliure, Marta Pazos ha estrenado El público, obra de Federico García Lorca en versión de Gabriel Calderón, con una escenografía de mucho color, uso lúdico de las proporciones y plasticidad de viñeta del cómic. Oriol Puig Taulé solo pone una pega a este montaje de una obra tan complicada: “Subrayar o reordenar textualmente algunos pasajes puede resultar contraproducente: no hace falta explicar tanto el deseo”. Seguir leyendo EL PAÍS
Un descampado cochambroso de las afueras donde se reúnen los riders junto a la máquina, sucia y destartalada, que expende los paquetes que repartirán por toda la ciudad. Esa es la escenografía que usa el dramaturgo argentino Claudio Tolcachir en la obra Los de ahí, que ofrece el Teatro María Guerrero hasta el 9 de marzo, para hablarnos, “sin caer en el sermoneo moral, en cuestiones como el desarraigo, la incomunicación, la deshumanización en el mundo laboral y lo que él llama la indiferencia social”, según nos cuenta Raquel Vidales en su crítica. Pero nuestra experta cree que, al situar a los personajes en un lugar absolutamente marginal, los expulsa de la sociedad. Y eso lastra la función: “Son tan ajenos que acaban por resultar indiferentes”.
También en Madrid, en el Teatro Fernán Gómez, el grupo AlmaViva, dirigido por Cesar Barló, ha puesto sobre el escenario la obra póstuma de Luigi Pirandello Los gigantes de la montaña, que recurre como hilo argumental a unas criaturas mitológicas que nunca vemos en escena: “Ocupadas en sus negocios y en la productividad de sus subalternos, no tienen tiempo para fantasías”, nos explica Javier Vallejo en su reseña.
Y en Barcelona, en el Teatre Lliure, Marta Pazos ha estrenado El público, obra de Federico García Lorca en versión de Gabriel Calderón, con una escenografía de mucho color, uso lúdico de las proporciones y plasticidad de viñeta del cómic. Oriol Puig Taulé solo pone una pega a este montaje de una obra tan complicada: “Subrayar o reordenar textualmente algunos pasajes puede resultar contraproducente: no hace falta explicar tanto el deseo”.

La nueva obra del autor teatral argentino coloca a los repartidores ciclistas en un mundo tan marginal que acaban resultando ajenos

Marta Pazos estrena la obra de García Lorca en versión de Gabriel Calderón con una escenografía de mucho color, uso lúdico de las proporciones y plasticidad de viñeta del cómic

César Barló pone en pie un montaje itinerante de esta obra póstuma, donde el arte no encuentra su lugar en el mundo venidero
