El director del museo, Manuel Segade, ha presentado las 470 nuevas obras que se incorporarán a la colección por primera vez en su historia Leer
El director del museo, Manuel Segade, ha presentado las 470 nuevas obras que se incorporarán a la colección por primera vez en su historia Leer
La lista de la compra del Museo Reina Sofía de 2024, o la de Reyes, según se mire, ya ha sido satisfecha y depara pocas sorpresas sobre el programa intelectual y artístico de Manuel Segade. El director del centro, que este verano cumplió su primer aniversario en el cargo, ha presentado este martes las obras que pasarán a formar parte de la colección del museo y, por tanto, al patrimonio institucional de nuestro país. Un ejercicio de transparencia e interpretación que el Reina Sofía nunca antes había realizado. Mujeres, minorías y ausencias importantes que reparar, marcan los ejes principales de las adquisiciones de este año.. «Estamos buscando aquello que es inédito dentro de la propia colección, lo que nos va a permitir fabricar relatos de futuro distintos, narrativas nuevas sobre la historia del arte contada desde el Estado español», ha dicho Segade. Esto, en cifras, son 470 obras de 227 artistas -con una paridad total, el 50% son mujeres, y una mirada inevitable hacia Hispanoamérica- cuyo coste ha sido de casi ocho millones de euros a repartir entre el propio museo, su patronato, el Ministerio de Cultura y colaboraciones privadas.. En la colección del Reina faltaban de forma evidente algunos nombres de la reciente historia del arte español. Pilar Albarracín (1968), Cristina Lucas (1972), Joan Morey (1972) o Alicia Framis (1967), eran algunos de ellos. Aún quedarán muchos más por incorporar de esta generación que se forjó en los años noventa y actualmente vive un momento de madurez que justifica su inclusión en el canon histórico actual. Pero Manuel Segade va más allá y defiende la adquisición de artistas del híper-presente, como Nora Aurrekoetxea (1989), Elena Alonso (1981) o Sahatsa Jauregi (1984).. «Es fundamental que los museos públicos puedan equivocarse», explicaba el propio Segade, dándose margen de error sobre estas adquisiciones urgentes. «Es posible que algo de lo que estemos comprando, dentro de cien años se considere el diagnóstico de un gusto que pertenece a un momento determinado, aunque la pieza no sea tan importante de por sí. Que sean piezas sintomáticas, pero no tan fundamentales dentro de la colección».. La colección del Reina Sofía abarca desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. Por ello, las adquisiciones que se realizan de los periodos modernos también marcan una lectura de la historia atendiendo a las inquietudes del presente. La pieza de época más importante que pasa a los fondos públicos este 2024 es un óleo pintado en 1928 por Ángeles Santos cuando tenía 17 años, La marquesa de Alquibla (1928), cuyo «erotismo» Segade ambienta en «ese tono de realismo de la Alemania de entreguerras que es absolutamente fascinante». Esta obra también ha sido la más cara de todas -el Ministerio de Cultura ha pagado 200.000€-, aunque el museo sólo desglosa los precios abonados en su informe anual.. Los años setenta también es un periodo que Segade ha considerado importante valorar: el hecho de que un artista entre a formar parte de una colección tan importante como la del Reina Sofía hace que su cotización -tanto económica como simbólica- suba. José Pérez, conocido como la Ocaña, «es uno de los representantes más importantes de la contracultura», según Segade. Su Asunción Gloriosa (1981-82), una escena religiosa de trascendencia camp, pasa a formar parte del patrimonio nacional al igual que otra figura recientemente recuperada y cuyo trabajo también cuestionaba la orientación sexual normativa, Jujulama.
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