Abderrahim tenía 35 años, era de origen marroquí y, según su familia, llevaba 19 viviendo en Torrejón de Ardoz. Su vida terminó la noche de este martes en las calles de ese municipio madrileño a manos de un agente de la Policía Municipal de Madrid, que se encontraba fuera de servicio. Lo redujo en el suelo hasta asfixiarlo por haberle robado el móvil. En la mañana de este jueves, parte de la familia de Abderrahim se plantó en el lugar donde todo ocurrió, en la puerta del número 20 de la calle Pesquera, para reclamar justicia por una muerte que no se explican. El padre del fallecido, Akkouh Mimou, quien asegura residir en España desde hace 32 años, cuenta que su hijo padecía de problemas de salud mental desde hacía mucho tiempo y que estaba siendo tratado por el psiquiatra.. Seguir leyendo
El fallecido, de origen marroquí, residía con sus padres y hermanos en un piso de Torrejón, desde cuyo balcón se lanzó hace dos años
Abderrahim tenía 35 años, era de origen marroquí y, según su familia, llevaba 19 viviendo en Torrejón de Ardoz. Su vida terminó la noche de este martes en las calles de ese municipio madrileño a manos de un agente de la Policía Municipal de Madrid, que se encontraba fuera de servicio. Lo redujo en el suelo hasta asfixiarlo por haberle robado el móvil. En la mañana de este jueves, parte de la familia de Abderrahim se plantó en el lugar donde todo ocurrió, en la puerta del número 20 de la calle Pesquera, para reclamar justicia por una muerte que no se explican. El padre del fallecido, Akkouh Mimou, quien asegura residir en España desde hace 32 años, cuenta que su hijo padecía de problemas de salud mental desde hacía mucho tiempo y que estaba siendo tratado por el psiquiatra.. “Todos estamos mal, mi mujer y mi hija están mal en el hospital con la tensión alta”, dice Mimou, que fue acompañado por dos de sus hijos y su yerno. El padre explica que Abderrahim “no estaba bien de la cabeza” y que hace dos años llegó a lanzarse desde el balcón de la tercera planta donde reside toda la familia en el propio Torrejón. “Estuvo más de un año en silla de ruedas porque se rompió las piernas en varios sitios”, cuenta, a la vez que señala las partes que se fracturó Abderrahim con la caída. Los hermanos, Ouadef y Mourad, que viven en España también desde hace unas dos décadas, lloran y apoyan todo lo que dice el padre. Mimou reconoce que su hijo consumía drogas y que robaba, tal y como afirman fuentes cercanas a la investigación, pero se cuida de señalar que en ningún caso la actitud del policía que lo asfixió tiene justificación.. El padre no se enteró de lo que le había pasado a su hijo hasta la mañana del día siguiente a los hechos. “Vino gente a decirme que mi hijo estaba muerto y yo decía, ‘¿cómo que está muerto?’”. Cuando le explicaron lo que había sucedido, no dudó de la posibilidad de que Abderrahim hubiera robado un móvil, porque él sabía que no sería la primera vez, pero lo que no entendió fue el hecho de que el policía hubiera querido “hacer justicia” asfixiándolo de esa manera. “Si se roba un teléfono, lo coge la policía, va detenido, se hace el juicio, se le pone la multa, cualquier cosa con mi hijo”, trata de explicar Mimou sobre las distintas posibilidades de actuación.. Varios amigos de Abderrahim también acudieron al lugar de su muerte este jueves en la mañana en señal de apoyo a la familia. Uno de ellos, que prefiere no decir su nombre, dice que el hombre cometía “pequeños robos” en tiendas y comercios y que también lo hacía con móviles, pero que, en todo caso, siempre se lo llevaban a la comisaría o lo dejaban poco tiempo preso. “La policía de Torrejón lo conocía. Si fuera una persona delincuente, ladrón, aquí no queda, porque lo mejor es que hacen limpiezas [en referencia a que la policía hace redadas para detener a los que cometen delitos]”, asegura el amigo. Sostiene que Abderrahim era muy delgado, que pesaba solo unos 40 kilos, por lo que apunta que la fuerza que aplicaron los dos policías para reducirlo fue desproporcionada.. Un vecino del edificio número 20 de la calle Pesquera, en cuya puerta sucedió todo, llegaba a su casa con el coche cuando vio a la ambulancia que trataba de reanimar al hombre en el suelo. Vio cómo desde los balcones los vecinos hacían vídeos con el móvil, mientras abajo solo estaban los agentes y los de la ambulancia. “Nadie bajó a separarlos. Vi luego en los vídeos que solo una mujer intentó hacer algo, pero no pudo”, dice. El joven testigo se queja de que aquello era “un show” y asegura que hasta hubo quien tenía el ventilador prendido en el balcón para seguir viendo la escena a pesar de la noche calurosa.. Elkin, otro vecino de la misma calle, se asomó a la ventana de su piso, que queda a pocos metros de donde estaba el policía encima de Abderrahim, porque sintió unos ruidos que venían de lejos. Vio cómo el policía estaba sobre el fallecido, pero no se atrevió a bajar “para no meterse en problemas”. “Ya se veía que no tenía solución”, aclara.. Entre los vecinos circulan vídeos hechos con sus propios móviles desde casi todos los ángulos posibles que muestran cómo el policía retuvo con el brazo a Abderrahim. Los muestran con recelo a quien se detiene a preguntar al ver el movimiento de familiares y amigos de este jueves, pero varios se niegan a dar más detalles, afirman, para no buscarse “problemas”.. En uno de los bares de la plaza Mayor, en la que desemboca la calle Pesquera, que era uno de los pocos abiertos a la hora en la que Abderrahim murió, los trabajadores presentes aseguran haber librado justo ese día y no quieren hacer comentarios, a pesar de que en los portales se oyen palabras como “robo”, “policía”, “murió” y “móvil”. Algunos vecinos se lamentan por el fallecido ―“¡Qué pena, morir por un móvil!“― y otros se preocupan por la falta de seguridad de la ciudad, que está a las puertas de sus fiestas municipales, o el estado de los dos policías. “¿Sabes si están bien ellos, los policías?“, pregunta una mujer.
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