La muerte en Francia este lunes de un streamer que era conocido por filmarse dejándose golpear y vejar para complacer a sus seguidores ha generado polémica por el tipo de contenidos que alojan plataformas como Kick, donde cualquiera puede ver cualquier cosa en vivo sin más filtro que el de las laxas directrices que se da el propio medio. Pero no solo. También ha mostrado un rincón de la web, al que pueden también acceder menores con facilidad, en el que la audiencia se engancha a ver cómo alguien se autolesiona, a veces hasta la muerte. Uno de los debates es si estos contenidos tienen algún tipo de control y si es suficiente. Otro es si se debería proteger a quienes protagonizan estos directos, aunque sea de sí mismos.. Seguir leyendo
Aunque no sea ilegal, los casos de ‘streamers’ con comportamiento autodestructivo plantean el debate sobre los límites en la red y qué engancha de ellos
La muerte en Francia este lunes de un streamerque era conocido por filmarse dejándose golpear y vejar para complacer a sus seguidores ha generado polémica por el tipo de contenidos que alojan plataformas como Kick, donde cualquiera puede ver cualquier cosa en vivo sin más filtro que el de las laxas directrices que se da el propio medio. Pero no solo. También ha mostrado un rincón de la web, al que pueden también acceder menores con facilidad, en el que la audiencia se engancha a ver cómo alguien se autolesiona, a veces hasta la muerte. Uno de los debates es si estos contenidos tienen algún tipo de control y si es suficiente. Otro es si se debería proteger a quienes protagonizan estos directos, aunque sea de sí mismos.. El pasado lunes, en el momento en que murió a los 46 años Raphaël Graven, alias Jean Pormanove, había unas 10.000 personas mirando la retransmisión. La fiscalía de Niza ha abierto una investigación para determinar la responsabilidad de cada uno de los participantes en el directo, que duraba ya días, y las causas de la muerte de Pormanove, aunque la autopsia descartó este jueves que se debiera a los golpes recibidos.. A finales de enero, una streamer china de 24 años también murió en directo durante la retransmisión de un reto conocido como mukbang: aceptaba desafíos de comer durante más de 10 horas seguidas y consumía cantidades exorbitantes de comida. Alcanzó los 300 kilos. En España no ha habido muertes, pero sí personas dejándose humillar y autodestruir en directo. El caso más conocido es el de Simón Pérez, el hombre que se hizo involuntariamente famoso hace años por un vídeo en el que recomienda hipotecas a tipo fijo con una compañera y ambos parecen estar drogados.. Pérez se ha hecho ahora un hueco en los directos que duran horas y en los que a veces se queda dormido. Hay personas que pagan para ver ese contenido en el que le animan, le insultan y le ofrecen dinero por humillarse. Ha llegado a volcarse un cubo de vómito encima de la cabeza y se le ha visto beber su propia orina. Se ha untado el cuerpo con una lasaña fría, y ha mordido esa misma lasaña cuando ya tenía moho. Todo a cambio de pequeñas cantidades de dinero.. Si alguien cree que está ante contenidos ilícitos en internet, puede denunciarlos en la plataforma donde se emiten o acudir a la policía en caso de que se trate de delitos. La legislación que aplica es la Ley europeo de Servicios Digitales(DSA), por la que las plataformas están obligadas a notificar a las autoridades si sospechan de ciertos delitos graves, indican fuentes del ministerio para la Transformación Digital, que precisan que solo se interviene si el contenido supone incitación al suicidio, afecta a menores o implica conductas delictivas relacionadas con terceros, como acoso, explotación o difusión de material ilegal. En el caso de que alguien se autolesione o se humille en directo, la legislación española no prevé ninguna norma que lo prohíba expresamente, ya que la autolesión no es un delito, detallan esas mismas fuentes.. Borja Adsuara, experto en derecho y comunicación digital, asegura que le parecen aterradores los retos virales de personas que, por ejemplo, se tiran de peñascos elevados. Pero explica: “El artículo 20 de la Constitución Española dice que el único límite a la libertad de expresión y de información es la propia ley, por lo que solo podemos distinguir si es un contenido legal o ilegal. No si es de mal gusto, inadecuado, peligroso… Nos puede gustar o no, pero nadie nos obliga a verlo. Si nos dejan a cada uno que quitemos de Internet lo que no nos gusta, eso sería censura. Y la única censura admitida es si el contenido puede ser perjudicial para menores de edad”.. Enric Armengou, psiquiatra especializado en conductas suicidas ―forma parte del comité de expertos del Ministerio de Sanidad para el suicidio— dice que fumar tampoco es delito, pero en algunos sitios se prohíbe porque sabemos que es malo para la salud. Y pone otro ejemplo que ocurre en los estadios de fútbol: “En los partidos, cuando sale el típico tío en pelotas cruzando el campo, hay una norma para los productores para que no emitan esas imágenes. ¿Para qué? Para que a nadie se le ocurra ir, porque en la tele no vas a salir. Es censura pura y dura. ¿No sería entonces de sentido común censurar una serie de conductas que sabemos que no son buenas, aunque no sean constitutivas de delito?“.. Armengou explica, por otra parte, qué mecanismos pueden llevar a una persona a autolesionarse en directo o dejarse humillar y recibir dinero por hacerlo en una plataforma. “Hay tres aspectos: el primero, un modo de ganar dinero. Me expongo, pero aunque haya riesgo pienso que lo puedo controlar. Pero, como en todo, vas traspasando líneas rojas, como la persona que se autolesiona: el primer día se da una torta, el segundo un puñetazo, el tercero se corta, el cuarto se corta más fuerte… y al final no paras porque esta función adictiva es incentivante. Cuanto más haces, más quieres. El segundo aspecto es que puede haber un trauma de apego detrás de eso. Cuando hay un vacío existencial, todo te da sensaciones. Si sientes que tu vida es vacía y que nada vale la pena, las redes sociales y esos retos te hacen visible. Sientes que eres alguien y si lo haces más, pues aún más. El tercer aspecto sería la búsqueda de la validación. Voy subiendo likes y por muy cutre que sea lo que haga, siento que soy un personaje y ese personaje tapa los vacíos existenciales”.. Preguntado si hay sadismo en las personas que consumen ese tipo de contendido y que se enganchan a escenas violentas o de humillaciones, el psiquiatra contesta esto: “Hay cierto sadismo. Las redes, de todas formas, provocan una distancia emocional que hace que no te sientas tan culpable como si lo vieras in situ. El anonimato, además, favorece que se consuman este tipo de contenidos. Y hay un tercer elemento, que lo he tratado con pacientes adictos a contenidos violentos, que es la descarga de la agresividad. A veces, aunque solo sea viéndolo, te saca la tensión”.. ¿Se podría actuar y de qué forma en España en casos en los que el streamer acepta de la audiencia retos peligrosos para su salud o su vida? Desde el ministerio de Transformación Digital y de la Función Pública explican que muchas personas que se exponen a la humillación o conductas dañinas por dinero pueden considerarse vulnerables debido a adicciones, trastornos de alimentación o necesidad económica; “pero solo se puede intervenir si hay explotación, coacción o delito”. Añaden que, desde un punto de vista social y sanitario, podría estar justificada su protección, pero jurídicamente su vulnerabilidad no convierte automáticamente la conducta en ilícita.. Adsuara dice que sí porque la DSA ha dado un paso más. “Ha dicho que, aparte de los contenidos ilegales que, por supuesto, hay que retirar, también se pueden retirar de las redes sociales todos aquellos que, aunque sean legales, vayan en contra de sus normas y términos de uso y de las normas de la red”. Por lo que, añade: “Si se cree que ese contenido va en contra la dignidad humana y que encima puede incitar por imitación a comportamientos parecidos, se puede actuar”. El suicidio no es un delito; pero sí la incitación. “Y también lo es la inducción a las autolesiones, así como las humillaciones y vejaciones públicas (delito contra la integridad moral), como en el caso del youtuber que indujo a un sintecho a comer galletas oreo rellenas de pasta de dientes”, añade.. La Comisión Europea aplica el reglamento de servicios digitales a las plataformas de más de 45 millones de usuarios; si tienen menos, son las autoridades nacionales las responsables. En España la encargada de hacerlo será la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), pero, insiste Adsuara, todavía no se le han dado las competencias para aplicar la DSA [que entró en vigor en febrero de 2024]. ”Hemos sido denunciados, de hecho, ante el Tribunal Europeo de Justicia por no haber aplicado la DSA en España. Llevamos más de año y medio sin aplicarla. Hay leyes, pero el Gobierno no ha hecho sus deberes». El proyecto de ley para que CNMC adquiera las competencias está en trámite parlamentario.
Feed MRSS-S Noticias